Nada quieren saber
de carnavales ni Venecia.
Ganó el diminutivo la partida
de momento, sin visos de futuro.
La vida cotidiana les asusta,
están acostumbradas al silencio
empañado y sin luz algunos días,
y el sudor de su frente calle abajo.
Han podido mutar y estar de moda.
Abanderadas o con flores,
de marcas deportivas, o de flecos,
con nombres de robot, o de entretela,
con dobladillos simples, de lunares.
Las ves en los mercados de diseño,
y hasta en los mercadillos "todo a euro".
Ya no son sólo sanitarias,
ni de turistas japonesas.
Abandonadas y sin suerte,
saben que son aves de paso
que un día volarán a sus farmacias,
a los estantes solitarios,
al lado de los guantes y las vendas,
y volverán a ser lo que eran antes.
Podrán tornar a otras texturas,
a mezcla de yogur y de aguacate,
o de aceite de argán y arcilla verde
contra los puntos negros y arruguitas,
Que bonito, ojalá sea ya mismo,
ResponderEliminarOjalá, sita mía.
EliminarGracias por tu cariño.