Vestidos ya los sueños de tristeza
desnuda, realidad en cada verso,
no cabe más
calor en mis entrañas,
y alguna noche enferma, en duermevela,
y alguna noche enferma, en duermevela,
se levantan
mis ojos frente a frente
sin saber
distanciarme del olvido,
ni encontrar
codo a codo la mirada
transparente, que nubla el calendario
y encuentra
alguna muesca descarnada.
Mentiras a
dos manos se abalanzan
tiranas de
la duda ensombrecida
desde un lunes
cualquiera en las afueras.
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