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sábado, 28 de junio de 2014

EL MARAVILLOSO MUNDO DE LOS TEBEOS


Soy una de las hermanas Gilda, de la familia Trapisonda. Alguna vez, pasamos más hambre que Carpanta, pero nunca perdimos la sonrisa.
Jugamos a la peonza con Zipi y Zape. Encargamos chapuzas a Pepe Gotera y a Otilio cuando Rompetechos hacía a la perfección su trabajo.
Vivíamos  en la 13 Rue del Percebe, sin ascensor ni botones Sacarino. Anacleto , detective,  era el vecino del quinto. La familia Cebolleta, la más famosa. La de Ulises, la más simpática; Las de Pi y la Churumbel tenían solera en el barrio. Abuelita Paz nos quería a todos, y todos adorábamos a Manolón, y a su camión. Nos escondíamos cada vez que salía Doña Urraca con su paraguas rojo en la mano. No teníamos criada, como Petra, la que servía a Don Pío, primo hermano de Gordito Relleno.
Cuando nació Angelito, el más peque de la casa, vinieron todos los de fuera a visitarnos. Agamenón, el más bruto de su pueblo, Apolino Taruguez, el negociante, padrino de Pitagorín, listo y repelente como él solo; los señores de Alcorcón y el holgazán de Pepón que no daba un palo al agua,  era un tío con suerte, casi tanta, tanta como el feliz Feliciano.
Por ahí andaba la panda con todos sus elementos: Johny el flaco, Antón el gordo, Poli el salado, la extranjera  Dolly y Lupita.
Los domingos jugábamos  al fútbol, Pedrusco era nuestro equipo, y Pepe el Hincha era el Mister.
Teníamos hasta nuestro propio caco, Bonifacio. Nos salvaban SuperLópez, o Mortadelo y Filemón los agentes de la T.I.A.
Don Anito con su Toby que ladraba al más pintado.

Esta es una crónica, digna de Tribulete el reportero, y “es todo falso, salvo alguna cosa”, frase  memorable que inmortalizó al famoso personaje Don Mariano Rajoy el presidente, basándose en su filósofo de cabecera: el ínclito Pepe Trola.



Mariano Rajoy Brey.jpg

jueves, 26 de junio de 2014

El taller de Enrique Gracia Trinidad

Me arriesgo a la reprimenda
que recibirá mi menda
por ser tan largo el poema,
pero es que me daba pena
no escribirles algún ripio.
Empiezo por el principio:

El Taller de Enrique Gracia
les quiero recomendar
a los nuevos escribientes
que quieran alardear
de tener muy buena pluma
madera, ganas y más,
que quieran bordar poemas
con hilos de los demás,
aquí,  todos tienen voz,
licencia para opinar:
-          “Yo te quito este adjetivo
-          que poco aporta, verás…”
-          “Yo te pongo aquí una coma,
-          para poder respirar”
-          “Pues yo puntos suspensivos…
-          O mejor punto final.”
-          “No me gusta cómo suena,
-          cambia el verso del final”
-          “¿Y si le pones cursivas
-          a lo que está en la mitad?”
-          “De aquí salen dos poemas,
-           Tres o  cuatro, o cinco más”
-          “¡Qué joven eres chiquilla
-          que todo quieres contar!”
-          “Pues a mí me suena bien,
-          lo digo sin ser pelota
-          al que le toca, le toca…”
-          “¡Ay, mi niña esto no es verso
-          Y tú eres un poco sosa!,
-          esto aquí se llama prosa.”
-          “Pues esto a mí no me encaja
-          se llama poema a caja.”
-          “Me lo tengo que pensar
-          ya veré yo lo que hago
-          me habéis quitado cien versos
-          ¡Ay…yo” pa” esto no valgo!
-          una sola palabrita
-          de mi poema ha quedado,
-          esa palabrita es GRACIAS
-          a todos mis compañeros
-          del taller de Enrique Gracia
-          el más guapo y pinturero
-          de Madrid y mentideros
-          y en especial al más duro:
-          Si, si…es a ti: Arturo.



lunes, 16 de junio de 2014

Fui  árbol.
Mi sempiterna sonrisa
no pudo esconder lágrimas de savia
entre mis ramas.
Al abrigo de abrazos lejanos,
desconocidas manos, hojarasca,
arañando el viento entre las nubes.
Suave balanceo, danzando con el sol
allí y entonces,
cuando el pasado añorado
se vistió de presente,
aquí y ahora,
para seguir dando sombra
al calor sofocante,
de una tarde más,  sin luz en tu mirada.


sábado, 7 de junio de 2014

Nefelibata

Palabras prestadas: joven, islote, nefelibata, pierna y primaveral.


De joven fue sirena
nadaba de islote en islote
en busca de algún naufrago llamado Viernes.
Le crecieron las piernas,
se dice que corrió siete días con sus siete noches,
hasta que descubrió sus alas,
y voló hasta una nube primaveral,
Ahí se quedó. Nefelibata le llama algún poeta,
salvavidas de palabras a punto de extinción.