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martes, 8 de abril de 2014

Tomo mis medidas.


A las mentes delgadas.

Me debato entre la talla 42 y la 44, nunca he tenido la 38, ni pienso, y a veces tuve la 46…Lo digo sin complejos ni estructuras maquiavélicas que conduzcan a trastornos de conducta. Me siento bien. Siempre tuve claro que no era delgada como otras, me crecieron las tetas demasiado pronto, y pese a adoptar una postura genuflexa y casi una incipiente chepa, lo asumí desde el principio: soy tetona.
Nunca me sentí gorda; era fácil convertir el ligero sobrepeso en una virtud: grande, gordita, jamona, guapaza, mujer de peso, con redondeces otoñales, rubensiana, reborondita…todo para que años más tarde, recuperadísima de los excesos tras tres embarazos seguidos, pasara a ser delgada por un corto/medio período de tiempo. Cambio de metabolismo dicen algunos, yo lo llamo: "nocomerynopararporquenotienestiempodenadacontresniñoslacasayeltrabajo"… y así, me planté en los 60 kilos…barrera psicológica para ser considerada  delgada si mides 1.68 cm, y  si no le sumas dos o más…No estaba mal, la que tuvo retuvo…pero no me gusta verme con cara de pito en las fotos de esa época ( menos en las de la boda de mi amiga Milagritos,  que estoy cañón ), y mucho menos sin mis tetas, mis dos hermosas tetas, reducidas a su mínima expresión tras largos períodos de lactancia seguidos…”como las de la señora Vicenta”, decía mi madre, “dos pellejitos”…Afortunadamente todo vuelve a su ser, y mi ser ideal es encontrarme cómoda en la talla 42/44, la L/XL (añádanse más equis cuanto más chino sea el establecimiento) y la 95C.
Podéis tomar medidas, yo…ya he tomado las mías.

P.D.: No es incompatible el ser "gordita" con ser de izquierdas, pese al hambre del mundo y pese a quien le pese, yo no me peso ni me pesa.


Fdo: Lola Menta.
(íntima amiga de Isadora)

 


martes, 20 de noviembre de 2012

La importancia de llamarse Isadora


Santos...así se llamaba, ¿qué historia se escondería bajo ese nombre?

El nombre es algo que te marca de una manera especial durante toda la vida. Siempre existe una razón por la que se elige uno u otro.


Yo no me llamo Isadora, mis padres me bautizaron con el rimbombante nombre de Isabel María de la Adoración. Isabel por mi madre y María de la Adoración por mi abuela paterna. Hasta los veinte años, cuando me fui a vivir a Londres, para mis amigos era Isa, para mis padres Isabel, para mi abuela paterna Dorita, y para Concepción, mi adorada abuelita materna, era Isita.
- "Isita, no lo olvides nunca: más vale morir de pie que vivir de rodillas" me decía...Ella lo sabía muy bien, luchadora y vitalista toda su vida, se tuvo que enfrentar a las autoridades de aquellos tenebrosos años, cuando le puso a mi madre el bonito nombre de Pasionaria y se vio obligada a cambiárselo, ya que le amenazaron con retirarle la cartilla de racionamiento.


- " Pasionaria es el nombre de una flor, una bonita flor como mi niña pequeña", argumentaba mi abuela ante aquellas personas que le negaban el derecho de llamar a su hija como ella quisiera. 
Así mi madre pasó a llamarse Isabel, con el María delante, por supuesto.



Cuando nació mi hijo y le inscribí en el Registro Civil como Nilo, la funcionaria me miró fijamente y me dijo: 
- ¡Anda mira qué gracia, como el marido de "la Teño"!
Alicia Teño, era una famosa presentadora de Televisión que se casó con un cubano llamado Nilo Pérez, un guapo pintor que tenía unos ojos negros tan preciosos como Osvaldito, el padre de mi Nilo.
Ustedes, lectores asiduos de este blog, ya conocen el verdadero motivo para que pusiera a mi hijo ese nombre...fue concebido a bordo de un barco durante  un crucero por el Nilo.


A Santos su nombre le iba como anillo al dedo por la paciencia que tenía para aguantar a los pesados de sus socios, Juan Carlos y Laura...y para aguantarme a mi también; y puestos a elucubrar sobre los motivos de sus padres para ponerle ese nombre, no se me ocurre ninguno lógico teniendo en cuenta que sus apellidos son Santos Santos, si, si... sus padres eran : Manuel Santos Fernández, notario y Felisa Santos Ramirez, sus labores, y esta última tuvo que ponerse de parto el día uno de noviembre día de todos los Santos; su religiosidad les impidió llamarle de otra forma al neonato.


Si fascinante es el mundo de cómo llamar a los hijos, más lo es el de los motes, o nombres adoptivos que se quedan para toda la vida, a veces para bien, y otras para mal. En el caso de Santos, de pequeño era muy rubio, y sus compañeros de colegio empezaron a llamarle "Rubik", más que por el color de su cabello, por aquello de "Santos al cubo",  y así hasta "cubo de rubik" tan popular en aquellos años...





Prefiero Rubik, y así es como le llamo desde que me contó su historia...

Yo, ahora y siempre: Isadora.


miércoles, 29 de agosto de 2012

Celina y Mamadou ( Una amiga de Isadora en el mercadillo II )



Mi amiga Celina, conoció a Mamadou en un mercadillo de la localidad costera de Piedras Blancas de Mar, un bonito pueblo de pescadores que había crecido gracias al turismo neo hippie y a su famosa cerámica de colores turquesa tan apreciada como singular. 
Una mañana de viernes, Celina, cansada de tanta playa, se decidió a ir al mercadillo del pueblo, el cual tenía muy buena fama entre las vecinas de su residencial “Miradores del Mar”, uno de los más lujosos de  Piedras Blancas.



Después de una hora esperando el autobús y de que una señora le diera la brasa contándole sus problemas maritales, llegó por fin a su destino. Hacía un calor de perros, así que lo primero que hizo fue entrar a un bar a tomarse una caña fresquita y a recuperarse de los sofocos provocados por la historia que acababa de escuchar; por otra parte, se estaba haciendo un pis tremendo y aprovechó también para ir al servicio. En Piedras Blancas de Mar y en toda la provincia de Serranía, era muy típico acompañar la cerveza o el vinito con una tapa. Celina pidió un “espeluznao”, es decir, patas de sepia  fritas que le supieron a gloria bendita. Con fuerzas suficientes y satisfechas sus necesidades fisiológicas, mi amiga se dispuso a recorrer el mercadillo bajo un sol plomizo de mes de agosto, azotado para más INRI por una ola de calor sahariano que presagiaba los acontecimientos que se iban a desencadenar a lo largo de la jornada de compras callejeras. Lo primero que se divisaba era un puesto ambulante de churros, que ilógicamente estaba abarrotado de gente, dada la hora cercana al mediodía y los calores anteriormente mencionados, que iniciaba la pasarela variopinta. 
Lo primero que llamó la atención de Celina fue un puesto de ropa cuya marca era “Love and pis”y se compró una camiseta muy colorida y favorecedora para alguien con la piel tostadita como la suya.



Siguió avanzando por una senda repleta de sujetadores con relleno, tangas con pantaloncitos, sandalias con unos tacones de auténtico vértigo, bolsos de imitación de marcas “Carolina Terrera”, “Chacel”, “Cristiano Prior” y un sinfín de artículos. Realizó unas cuantas paradas y se compró una crema para la cara que le costó cuatro veces menos de su precio en las farmacias, sin cuestionarse su procedencia, no sin antes comprobar que estaba perfectamente precintada y su fecha de caducidad, unas sandalias planitas muy cómodas a pesar de ser de un plástico manifiesto, una cartera multicolor que le tuvo media hora regateando…eso era lo que peor llevaba Celina, el regateo, nunca se le había dado bien, y desde que estuvo en Marrakech y le dio un ataque de ansiedad en medio del zoco, tenía auténtica fobia. Cuando por fin pagó la cartera y se disponía a poner fin a la mañana de compras de baratijas, se fijó en un tenderete de figuras de madera africanas y se paró a verlo admirando todo lo expuesto. Cada figura tenía su propio nombre, “El pensador” “El beso”, “La madre”…,
también había máscaras de guerreros, y unos cuadros preciosos hechos con arena que representaban escenas cotidianas de Senegal, República Centroafricana, Mali…El vendedor la miró con sus ojos profundos y le dijo:




- Hola amiga yo te conozco de urbanización Piedras Blancas, tú eres guapa mujer. Yo me llamo Mamadou y tú te pareces a una de mis tres mujeres que viven en Senegal. ¿Tú quieres venir conmigo en mi país?; a mi gustaría tu estés conmigo en un cuatro por cuatro, atravesar Marruecos y Mauritania y visitar Louga, mi ciudad y tú conocer conmigo Lago Rosa muy, muy bonito.

lago-rosa-1

Ojos como platos de nuevo aparecieron en el rostro de Celina, aunque lo que curiosamente empezó a resonar en su cerebro fue un reportaje de TV que había visto unos días antes acerca del hermanamiento entre Louga y Torrelavega, la tierra que la vió nacer, y así se lo hizo saber a Mamadou.
-  Tú y yo estamos hermanados por nuestros lugares de nacimiento, lo he visto en un reportaje de Canal Norte la semana pasada. Tu pais es precioso y sí, he oído hablar del Lago Rosa, un lugar idílico, pero me temo que de momento, el único extra que me puedo permitir es quince días de estancia en Piedras Blancas de Mar y gracias a mi amiga Isadora, dueña del apartamento en el que estoy alojada. Agradezco tu invitación y para celebrar este encuentro tan amigable, voy a comprarte unas figuritas, pero cóbrame, por favor, no me hagas regatear que llevo un día fino y lo que menos me apetece ahora es discutir euro arriba euro abajo. Me gusta ese búho ojiplático, y ese cuerno tallado tan bonito, ¿ cuánto cuestan?

INTERESANTE BUHO TALLADO EN MADERA BLANDA. (Arte - Escultura - Madera)
-  Por favor amiga, yo hago precio especial por tí. Tú ser hermana cántabra y yo quiero regalar elefante de la suerte, en cuanto a búho y a cuerno, dáme diez euros, yo vendo por quince pero a ti yo hago precio de amigo.
-  Gracias por el elefante, es muy bonito, lo pondré con la trompa dirigida al balcón en mi salón en Torrelavega y me recordará siempre a tí.
-         - No pasa nada, amiga yo he visto muchas tardes tu pasear por la orilla meditabunda y pensar que tú eres guapa como mujer mía en Senegal.
-         Te agradezco el cumplido, quieres una coca cola o algo, te invito.
-         No, gracias, es Ramadán y no puedo comer ni beber  hasta que se ponga el sol.
-         Bueno hombre, pues que lo lleves bien porque con el calor que hace y aguantar sin beber…
-  No pasa nada amiga, Mamadou está acostumbrado, solo quedan diez días.
- Encantada de conocerte y a partir de ahora te saludaré todas las tardes cuando termine con mis paseos meditativos por la orilla. Ciao.
-  Ciao amiga cántabra.

Celina deshidratada de nuevo, entró en un concurrido bar que hacía esquina con la parada del bus, pero como se dió cuenta de que llegaba en ese momento, se aguantó la sed y con la lengua como una alpargata, echó una carrera para no perderlo. Cuando se montó, se encontró de nuevo con la señora abandonada que ya había hecho sus compras en el mercadillo y se las hizo saber a mi amiga, la cual después de pensárselo un rato, le regaló el cuerno tallado que le había comprado a Mamadou.
-         Tome, para usted. Este cuerno le traerá suerte a usted y a su hijo
-         Gracias, guapa, es muy bonito.

Una vez llegó a casa, se quitó las  sandalias, se abrió  una cerveza fresquita y de repente pensó que a lo mejor no había sido buena idea regalarle el cuerno a la señora abandonada, después de la historia que le había contado…entonces sonó el teléfono, era yo que la llamaba para ver que tal se lo estaba pasando…y me contó lo que ustedes ya saben…



domingo, 26 de agosto de 2012

Una amiga de Isadora en el mercadillo




Uno de los mejores lugares para relacionarse es una parada de  autobús en un pueblo de veraneo, porque su escasa frecuencia invita a hablar y contar vida y milagros, como le pasó a una amiga mía que se dirigía a pasar una agradable mañana de mes de agosto en el mercadillo. Una vez agotado el tema meteorológico, tan común como recurrente, mi amiga cometió el error de preguntar a la señora que estaba sentada a su lado si era oriunda del lugar o veraneante. La veda estaba abierta: la buena señora le contó a mi amiga que estaba de vacaciones con su hijo, el cual sufría un leve retraso mental o discapacidad psíquica como se dice ahora, que no le impedía hacer una vida medianamente normal. Acto seguido y después de explicarle detalladamente como era su apartamento en cuanto a distribución y de aportar el dato de que era también propietaria de dos plazas de garaje, cosa un poco absurda porque ella nunca había conducido, se adentró de pleno en el meollo de la cuestión. Ya había pasado media hora y no había aparecido ningún autobús y debió calcular el tiempo suficiente para dar una serie de explicaciones que mi amiga recibió de manera ojiplática y turbadora.
-"Mi marido nos ha abandonado"...esta frase que mi amiga tomó en un principio como una forma de hablar pensando que el susodicho se encontraría trabajando en su pueblo donde regentaba un próspero negocio, dio paso al verdadero relato en sí. En efecto, no era una forma jocosa de expresarse, el marido les había abandonado tres años antes por una jovencita de veintitantos, veintiocho para ser más exactos. Debido a la leve discapacidad de su hijo, la señora decidió pedir ayuda a los servicios sociales de su localidad para que le proporcionasen una persona que le echara una mano...y¡¡¡ vaya si se la echó!!!!
-"Tenían que haberme roto las piernas ese día"...con esta lapidaria frase, la señora expresó su lamento a mi amiga. Según ella, la cuidadora de veintitantos y vecina del pueblo a la sazón, empezó a mostrar un desmesurado interés por su hijo, llegando ella misma a plantearse proporcionarles una habitación para hacer vida marital en la planta superior de su domicilio. Lo que ella desconocía, aunque parece ser que todo el pueblo sabía, es que el interés desmesurado iba dirigido a su esposo, padre del esperanzado novio a la sazón.  La señora hizo a mi amiga una descripción tan minuciosa de la jovencita de veintitantos, llegando incluso a hacer mención a sus gustos en cuanto a cremas de la cara y ropas y botas caras.

A esas alturas del relato, mi amiga ya había abandonado su interés en llegar al mercadillo, solo quería conocer más y más de la historia, así pues empezó una rueda de preguntas muy lógicas, por otra parte.
- "Pobrecillo su hijo, ¿no?, lo pasaría mal..."
- "Claro, hija mía, tuvimos que acudir los dos al psiquiatra"
-"Ya..."
- " Mi padre se ha fugado con mi novia, decía el infeliz..."
En estas situaciones, cualquier cosa que digas huelga...es decir, la señora abandonada solo quería que alguien la escuchara, sin más; aún así, mi amiga recurrió a frases leídas en algún manual de autoayuda tipo: - " Tendría que ser así, una puerta se cierra y dos se abren, usted puede rehacer su vida..." en realidad lo que le hubiera apetecido decir a mi amiga era: "Menudo hijoputa, ya volverá el paleto de mierda cuando se canse de pagar facturas de El Corte Inglés de la enana pueblerina de gustos caros que ya ni siquiera se la chupa..."
El autobús apareció después de una larga hora y unos cuantos sudores pero mereció la pena. Mi amiga pasó un rato divertidísimo y pensó que si tuviera un blog escribiría un relato de lo sucedido, y la señora abandonada se desahogó ahorrándose los noventa euros que le cobraba su coach..¡¡¡todos tan contentos!!!!

A mi amiga le encantó el mercadillo de la localidad veraniega, se compró una camiseta de marca, una crema de marca, una cartera, unos calcetines, y unas sandalias monísimas...todo ello por veinte euros.
Aunque recibir una invitación para conocer Senegal en un cuatro por cuatro por un vendedor de figuras de madera oriundo de dicho lugar, no tiene precio... y merece un relato aparte. El vendedor se llama Mamadou y otro día les contaré su historia.








sábado, 10 de marzo de 2012

Ritmos caribeños

El año pasado, me apunté a clases de ritmos caribeños. Mi amiga Arantxa insistió tanto que no puede resistirme y de repente me vi ante un espejo marcando el paso básico de la salsa en línea:
- Un, dos, tres...cinco, seis, siete
- Un, dos, tres...cinco, seis, siete


Yo me preguntaba: "¿Por qué se salta el cuatro?...

Mi mente iba por un lado y mis pies por otro, cuando de repente, entró en clase una pareja pidiendo disculpas por su tardanza y me eran tan, tan conocidos...Claro!!! eran Laura y Juan Carlos, los agradables recién casados que conocí en mi viaje a Egipto...
Crucero por el Caribe

Definitivamente mi mundo es un pañuelo...


Al final de la clase, nos fuimos a tomar unas cervecitas y nos contamos nuestra vida; omitiendo por mi parte algún pasaje como la paternidad de mi Nilo. Ellos se seguían dedicando a la rehabilitación de viviendas, y con bastante éxito según me contaron. Fueron tan atentos que me atreví  a pedirles un gran favor.
Mi casa de renta antigua se venía abajo. Los vecinos no querían hacer frente a las obras  y yo era la única que mostraba interés y podía hacerme cargo del proyecto.
Me dieron una tarjeta de su despacho y quedé con ellos.

Una vez más, la Plaza de Manuel Becerra aparecía en mi vida. Esta vez no se trataba de un ático, sino de un loft a pie de calle, con una decoración exquisita.

Me abrió la puerta el socio de mis compañeros de crucero y de baile, un morenazo de ojos preciosísimos que me recibió con una gran sonrisa


- Tu debes ser Isadora, no?
- Si, y tú?
- Santos, encantado de conocerte.




CONTINUARÁ...

sábado, 28 de enero de 2012

El TERCER OJO

Tras cinco años viviendo en Londres, regresé a España, dispuesta a empezar casi de cero. Tenía venticinco años, una incipiente carrera como soprano, un fracaso matrimonial y una depresión de caballo que agudizaba cada vez más mi ya conocido por ustedes miedo escénico.

Mi amiga Arantxa me recomendó que me apuntara a clases de yoga para mejorar mi constante estado de ansiedad. Esta mujer siempre ha tenido un alto nivel de convicción, así que un trece de enero de 1987 me dirigí a la plaza de Manuel Becerra y en un confortable ático conocí al que poco tiempo después se convertiría en mi segundo marido.





Físicamente no era gran cosa, rubio y con ojos azules, pero más bien del montón, pero cuando hablaba, te transmitía un relax incomparable, y su sonrisa me cautivó casi nada más conocerle.
Estaba falta de reír, en Inglaterra la gente ríe muy poco y lo echaba de menos.





Así que me instalé en el "aquí y ahora" con una sempiterna sonrisa de oreja a oreja que hasta hizo sospechar a mis allegados de una posible ingesta de alucinógenos.




De repente, mi mundo se centró en "el saludo al sol" varias veces al día, meditación, pranayamas, y tomar té, mucho té. Adelgacé notablemente, de hecho nunca he estado tan delgada como en aquellos años.
















Javier, mi instructor, y yo nos hicimos inseparables.



El verano de 1988, nos fuimos a la India y nos casamos por el rito hindú. Arantxa y su entonces novio César, un fisioterapeuta de Zaragoza y estudioso de las aplicaciones del  Hatha yoga, y otras técnicas milenarias, oficiaron de padrinos.
Yo iba guapísima con un sari rojo, pero ni siquiera el tercer ojo me ayudó a vislumbrar el fracaso que se me avecinaba;




 y es que ya desde ese momento, Javier dirigía todas sus miradas, incluso con el tercer ojo, al turbante del novio de mi amiga, en lugar de a mi sexy sari rojo.





 El año pasado, recibí una invitación de boda:
"Tenemos el gusto de invitarte a nuestro enlace matrimonial, tras muchos años de convivencia" Javier y César.


Acudí, como no! a la boda y me reencontré con Arantxa, que me habló de los beneficios de los ritmos caribeños entre las cincuentonas y.....ya les dije que mi amiga tenía un alto nivel de convicción, verdad??

CONTINUARÁ...

viernes, 6 de enero de 2012

JISCO Y LOS DE JALISCO

Ay!!!!....el tenor....

A tenor de este tema....les diré que ni Mozart ni mi primer marido, fueron mi primer amor. Este título, lo ostenta Alfredo, un Rockabilly con unos ojos negros preciosísimos, del que me enamoré perdidamente a los 15 años;





era conocido en el barrio como "Jisco". Este simpático mote se lo puso su abuelo, gran aficionado al cine de Alfred Hitchcok al que adoraba; empezó a llamar así a su nieto, degenerando en Alfredo Jisco, y de ahí a "Jisco".
Contado así parece muy gracioso, pero Alfredo lo llevaba con tanta dignidad y honor que de hecho, se convirtió en su nombre artístico tras la formación de varios grupos de Rock. Estudió periodismo, y hoy es uno de los críticos musicales más prestigiosos del país.




Hace un par de meses, recibí una solicitud de amistad en mi Facebook: " Jisco García Espinosa quiere ser tu amigo"....





Sigue teniendo los ojos tan bonitos como hace 35 años, lo que no conserva es el tupé que con tanto esmero se hacía y en el que empleaba tanta gomina que se le quedaba totalmente petrificado.
- "Tanta gomina no puede ser bueno, Jisco, te vas a quedar calvo...", le decía yo....

Y esta es una de las pocas predicciones que he hecho a lo largo de mi vida, que se ha cumplido.
La Música, gran pasión para ambos, nos separó. Jisco formó un grupo de Rockabilly que tuvo mucho éxito en aquellos años,      " Jisco y los de Jalisco" que versionaban rancheras a ritmo de Rock, y yo me marché a Londres con una beca del Ministerio de Cultura para estudiar canto y empezar mi carrera como soprano, pero eso ya se lo he contado, no??



CONTINUARÁ...

martes, 3 de enero de 2012

I LOVE MOZART

Nunca he tenido suerte con los hombres....
Confieso, por otra parte, mi amor incondicional a Mozart. desde que vi mi primera Ópera a los 16 años; era una representación de Don Giovanni, que me dejó absolutamente fascinada.


He cantado desde siempre. Mi madre siempre ha dicho que aprendí a cantar antes que a hablar, pero fue Sor Clara, conocida por los asiduos lectores de este blog, la que supo apreciar en mi voz algo especial, era mi profesora de Música, y gracias a ella soy soprano.


Al principio formé parte de varios coros,



 yo quería dedicarme a la enseñanza como mi abuela, pero me dieron una beca a mi y un compañero tenor, y nos fuimos a Londres.



En el transcurso de cinco años, nos graduamos, actuamos en el Covent Garden, nos casamos y nos divorciamos...todo un record!





El tenor se llamaba y se sigue llamando Gerardo Muro...además de tenor, vividor y un auténtico "Don Giovanni" que no consiguió sustituir a Mozart en mi corazón....




Continuará....






domingo, 25 de diciembre de 2011

Una noche buena

Hola amigos, yo no les conozco pero ustedes, si son lectores asiduos de este blog, disponen de  algunos datos sobre mi persona.....; saben que me eduqué en un colegio religioso, de la orden de las clarisas más concretamente, que tengo una voz aterciopelada, que me encantan los taconazos, que rondo los cincuenta años, que tengo pánico escénico, que odio las entrevistas, que tengo debilidad por los hombres de ojos negros y que últimamente no llevo faldas.....mi nombre: Isadora Tresley de la Hoz.

Ayer celebré la Nochebuena como todos ustedes, supongo......pero hoy no les voy a hablar de esta cena, sino de otra, de hace unos cuantos años.

Tenía yo unos treinta años, me acababa de divorciar de mi segundo marido, y me encontraba sola en El Cairo, por motivos de trabajo y de soledad.....

Cuando los españoles estamos fuera de nuestro país, y más en estas fechas, nos unimos en una piña pseudo-familiar, con personas absolutamente desconocidas....y así pasé yo aquella noche con mis compañeros españoles de crucero por el Nilo.
 Con los que mejor congenié fue con un matrimonio de Madrid, majísimos que estaban de viaje de novios, Laura y Juan Carlos, arquitectos los dos, que estaban trabajando en un proyecto de rehabilitación de viviendas antiguas en el centro de la capital
Crucero por el Caribe
 Me interesó mucho esto último, ya que yo vivía en una casa cuyo alquiler de renta antigua había heredado de mi abuela Concepción, maestra comunista y republicana que ejerció de tal hasta el fin de sus días. Era una gran casa, aunque el desinterés de los dueños herederos de la finca, y el paso de los años, habían hecho mella en su debilitada estructura y le hacía falta una buena inversión de dinero; dinero que ninguno de los vecinos teníamos, ni antes ni ahora....


En la mesa de esa Nochebuena en aguas del Nilo, nos sentamos además, Luís y Patxi, dos estilistas vascos y gays, Petri, Mónica y Marisa, funcionarias del Ministerio de Defensa y con más de doscientos cruceros a sus espaldas, y los más importantes y protagonistas de esta historia de Navidad, Los Hilson, Osvaldo y Lucero, matrimonio Venezolano forrado de dinero, y su guapísimo hijo Osvaldito, una perita en dulce de 28 años, ojos negros, grandes y con pestañazas, y solterísimo.



Yo en ese momento de mi vida, tras dos fracasos matrimoniales solo tenía una fijación: ser madre.
En cuanto vi a Osvaldito, algo empezó a funcionar en mi cerebro, una fijación obsesiva que no paraba de morderme en el estómago, como era de costumbre en momentos de tensión en mi vida


....así que después de unos cuantos villancicos, Congas, lambadas y bachatas,


 y con unas cuantas copas de cava en mi cuerpo serrano, me dispuse a tirar los tejos al chulazo Venezolano, que dicho sea de paso, se portó como todo un hombretón, dejando en mi un recuerdo imborrable, que hoy tiene veinte años y se llama como no podría ser de otro modo, Nilo.




CONTINUARÁ.....