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jueves, 25 de noviembre de 2021

NO TIENE NOMBRE

 

“… Tener un nombre, un apellido, una nacionalidad aporta individualidad a cada persona y la humaniza. Sin embargo, a muchas mujeres de Afganistán todavía se les niega este derecho fundamental hasta el punto de que sus nombres no aparecen en registros oficiales o incluso en sus lápidas al morir...”


Hombres, hambres y guerras.
La historia gira en equilibrio
y algunos sueños se deshojan,
para ser alimento de las ratas.


Solo queda fachada y un escudo
con el nombre del padre,
y del hijo,
y la paloma muerta.


El Corán y el calor, el escenario
donde yo te descubro y te desnudo,
donde baila el derviche y se santigua.


Quedan también tus ojos,
desmigo tus palabras burka adentro,
y ese color azul que te hace daño,
ya tan lejos de príncipes azules
y de azules montañas de la infancia.


Puedo ver más allá de mi bautismo,
en este primer mundo que hoy dormita.
 
Si me llamara Asal, si fuera afgana
no podría escribir este poema.


No podría escribir, no.
No podría.

No.


Iustración: Liliana Cornado


sábado, 6 de noviembre de 2021

 En la arena del mar se esconde el mito,
esa bestia marcada en el abismo
que aterroriza tan despacio.
Una voz, un estruendo y aguas limpias,
la música en la frente de otro ángel,
con las alas de trapo entre las nubes.
Hay fuego y tierra al otro lado,
el mar se hizo cristal sin rompeolas,
con sangre y sal entre susurros.
El viento contenido en un acorde.
Ira.
 
Y la mujer.
Siempre la mujer,
desposeída y ultrajada.
Madre de todos los pecados,
Mujer rota, mujer fuego.
Mujer tierra.
Mujer encinta.
Mujer a cielo abierto.

Aves que se alimentan de desechos
para volar libres sin destino.
Miles de años han tardado.
La noche de los siglos se deshoja
y se quema en los lagos del infierno.
Lejos del mar,
cerca en la nueva tierra,
lejos del mar.
Sin dolor y sin llanto, luminosa
el agua de la vida fluye lenta.
Yace muerta la noche
y el amor será siempre con nosotras.

Amén.