Se ha quedado
una tarde fabulosa
para escribir
poemas estupendos
que hablen de
libertad, y de cigarros,
de cabinas de
teléfono escondidas en la noche,
de ti, de mí,
de nuestras madres,
Escribir sobre
todo sobre nada.
Ruido que a
nadie importa pero atruena.
Me puedo volver
pájaro esta tarde,
casi tengo las
alas preparadas,
la soledad será
el impulso
y algún que
otro aplauso edulcorado.
Voy a seguir
leyendo el poemario
que creció esta
mañana entre mis dedos,
con mucho
swing, y algo de tango,
los bailes de salón me vuelven loca,
pero debo
escribir la melodía
que sacude
salvaje en la cabeza
y en los pies,
y en las manos que me duelen.
No es difícil
soñar en esta tarde,
que ya empieza
a pesar, y son las siete.
Leo y no sé qué
escriben los poetas,
tampoco sé si
son poetas.
Algunos tienden
puentes,
otros oscuridad y medias tintas.
No os quiero
contar más, no tengo cuerpo,
ando un poco
revuelta, se hace tarde.
Adiós y hasta
mañana si dios quiere.
Ilustración: poema de Alfred García.
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