Agua marrón, sucia y espesa
descansa tras la furia.
Yacen amontonadas las preguntas.
¿Volverá a ser incolora, limpia, clara?
Señor, ten piedad.
El olfato es cerebro.
Aquí no huele a nada.
Me impregno de salitre y sinsabores.
¿Cuándo van a venir?
Señor, ten piedad.
Lo he perdido todo.
Los objetos me miran extrañados
desde el otro lado de la acera.
¿Es ese mi andador?
Señor, ten piedad.
La mesita de noche,
el espejo, el armario,
la novela de Zola y mis pastillas
¿Dónde estarán?
Señor, ten piedad.
Salvé las escrituras de la casa
y los papeles del seguro.
Guardo mi identidad en un bolsillo
pero no encuentro las llaves.
Señor, ten piedad.
domingo, 17 de noviembre de 2024
DANA
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