Pierdo todo
mi tiempo en este juego,
compro mi
vida sin monedas
y me visto
de espejos oxidados
que dan la
buena imagen requerida.
Aquí estoy,
medicándome con versos
Y sembrando
sonrisas
que se
ahogarán en primavera.
Gritar sin
voz, llorar sin ganas,
caer desde
este puente a la deriva.
Llegar sin
miedo hasta la muerte.
Me queda una
partida y dos abrazos
y no voy de
farol, estoy rendida
al juego más
estúpido de todos.
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