Hoy vuelvo a ser la niña de ojos tristes
con música en los muslos y en las manos,
que bailaba en el mar de mis recuerdos.
Hoy volveré a jugar a la pelota
sin miedo a que se arañen mis rodillas
en el asfalto gris de la memoria.
Hoy la alegría se disfraza
de añoranzas de tiempos ya pasados.
Gaviotas, cubos y rastrillos:
restos de aquel verano en blanco y negro.
Solo las fotos y los niños
dicen la verdad.
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