"el nombre es arquetipo de la cosa",
voy a soñar las letras que aparenten
ser lo que no son.
El punto exacto del silencio
cuando el ruido deshoja la hojarasca.
Fonemas mudos y desnudos
que el lector mortecino resucita
entre las soledades de su duelo.
En medio de la jaula de sus ojos,
mordiendo y estrujando
el jugo que destilan las palabras
que calman su sed de Ser.
Espejo, ninfa, rosa, Nilo,
un dios omnipotente entre cerrojos.
El rastro del pecado arrastra voces,
cábalas y zalemas,
gatos en celo en la antesala
y una voz hueca y sinuosa.
En las letras de verso, están los versos,
en las de luz la luz tan necesaria,
en las de voz el grito del poeta.
