La última alma humana que restauré era de una doncella que había sido secuestrada por uno de los jinetes de la noche.
- Entonces, ¿es verdad que existen?, preguntó el ayudante del Mago, mirándole fijamente a los ojos.
- Pues claro que existen, amigo mío
- Y…¿es verdad que como son unos desalmados se apoderan del alma de los frágiles?
- Así ha sido, es y será hasta el final de los tiempos. Gracias a ellos subsistimos los Magos restauradores de almas.
- Maestro, ¿algún día me enseñará los misterios de su oficio?
- Si, pero antes quizá deberías aprender a montar a caballo....
No hay comentarios:
Publicar un comentario