Y no intentes escabullirte que no te va a servir de nada. Mañana es el gran día, te levantarás temprano, desayunarás en el primer turno, le pedirás ayuda a Sor María para ponerte el traje de los domingos y la corbata que te regalé y me esperarás a la entrada de la capilla. Yo llegaré con el vestido azul que llevaba puesto el día que ingresaste y que tanto te gusta, me tomarás del brazo, besarás mi mejilla y ante el Padre Ángel nos prometeremos amor eterno; solo así nos permitirán vivir juntos en la residencia y yo cumpliré mi sueño de casarme por la Iglesia.
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