Un calor húmedo
corriendo calle abajo por las piernas,
algún pinchazo inesperado
y ganas de hacer pis.
Una ducha caliente,
y una cuchilla
rasurando las piernas calle abajo.
Y otra contracción,
contando los minutos boca arriba.
El aceite de almendras se hace hueco
dentro de alguna estría.
El cinturón pélvico se estrecha.
Duele.
Sigue doliendo.
Respiro en uno, dos, tres, cuatro y cinco.
Retengo todo lo que puedo.
Exhalo por la boca.
Tengo frío.
Dormito.
Duele.
Empuja.
No empujes.
Un sudor frío por los ojos.
Empuja.
Me he mordido la lengua,
no empujes.
Hay que esperar.
Vuelve el gotero gris y me mareo.
Una nausea se esconde.
Estornudo,
No empujes.
Tengo frío.
Rompe a llover, es primavera.
Mientras miro mis pies hinchados,
otra contracción,
otra, otra, otra.
No empujes.
Empuja.
Si ya estás casi lista, no me grites.
Grito.
Empujo
Me rompo tanto que no escucho
Grito.
Y
Un vacío nada.
Nada.
Nada.
(En la ventana ya no llueve.
Soy yo que estoy llorando.
La leche se hace agua en mis pezones
Y corre vientre abajo.
Esta vez…
Tranquila.
Hecha la transferencia.
Gracias por tus servicios, te puedes ir a casa.)
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