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domingo, 20 de mayo de 2012

LA TARARA

Cuando, como cada tarde, regrese su padre del centro de día, se sentarán juntos en el sofá, ella le acariciará la cara secándole unas pequeñas gotas de sudor en su frente y le cantará “La Tarara”, la misma canción que él les cantaba de niñas a su hermana y a ella, con la esperanza de que aparezca una leve sonrisa en su rostro, de que sus ojos se fijen en los suyos y de escuchar de sus labios la palabra hija.




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