Poema inspirado en las lecturas de Ángeles Mastretta y Federico García
Lorca.
Es fácil alcanzar a ver con ojos grandes,
morder la fruta equivocada,
cambiar la historia lentamente,
afanarse sin prisa por la vida
y que dios te conserve el don de la locura.
Interpretar al Lorca más cerrado,
con la cadencia y son de algunos muertos
que no tienen más que "la cabeza y un zapato".
Llega la noche y yo no siento más que miedo,
aprieto los dientes,
sin más ni más y me hago daño,
con dudas, dudas y más dudas.
Un ruido incómodo me asusta.
Puedo escuchar la voz de mis ancestros
que gritan que el cariño no se gasta.
Y así en un día venidero,
volveré a amar el mar,
me beberé su espuma desatada,
después de largos años de sequía.
Estrenaré el regalo de otra noche,
con la luna lorquiana tan distinta.
Y llegará otro lunes y otro viernes.
Los días se dispersan,
como yo y el verso libre,
como yo y mis ojos grandes
que no alcanzan a leer
la letra pequeña de mi vida.
morder la fruta equivocada,
cambiar la historia lentamente,
afanarse sin prisa por la vida
y que dios te conserve el don de la locura.
Interpretar al Lorca más cerrado,
con la cadencia y son de algunos muertos
que no tienen más que "la cabeza y un zapato".
Llega la noche y yo no siento más que miedo,
aprieto los dientes,
sin más ni más y me hago daño,
con dudas, dudas y más dudas.
Un ruido incómodo me asusta.
Puedo escuchar la voz de mis ancestros
que gritan que el cariño no se gasta.
Y así en un día venidero,
volveré a amar el mar,
me beberé su espuma desatada,
después de largos años de sequía.
Estrenaré el regalo de otra noche,
con la luna lorquiana tan distinta.
Y llegará otro lunes y otro viernes.
Los días se dispersan,
como yo y el verso libre,
como yo y mis ojos grandes
que no alcanzan a leer
la letra pequeña de mi vida.
Ilustración de Caia Koopman
Precioso Lola, como acostumbras a hacerlo.
ResponderEliminarMil gracias querido amigo.
Eliminar