Ayer soñé con Dante en el infierno
y me dejó morder la Gran Manzana.
Me despertó la luz, ya de mañana
y pude abrir mis ojos al invierno.
Un Edén congelado, gris, eterno
serpentea en la seda de mi cama.
Yo me cambié la piel, ahora es escama.
Guardo esa pesadilla en mi cuaderno.
Wall Street y estos versos encerrados
por miedo a despertar, como una lanza
que atraviesa los sueños amarrados.
Mi memoria es muy frágil y no alcanza
a recordar los cuentos encantados.
Y soñar como Lorca, mi esperanza.
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