Leo con atención cien mil poemas, escudriñando en su estructura, en su métrica, en su forma. Me detengo en las estrofas, alargando los finales, entonando los silencios tras las comas o los puntos suspensivos...Y sin embargo no consigo llenar mis vacíos con palabras nuevas, originales, divertidas, absurdas, emocionantes, sin tapujos ni puntos de sutura. Palabras redondas, diminutas, desdibujadas, agradables , prestadas, relativas, cruzadas, musicales, entrometidas, sorprendentes, sumergidas, limpias, atrevidas, sugerentes, sin "peros en la lengua", de rancio abolengo, imaginarias, singulares y plurales, llanas, ambiguas, sacadas de contexto, novelescas, sin intención, palabrería..., cultas de alta cuna, jerga, de jergón, de baja cama. Palabras alegres, que valgan la pena.
Cada vez que descubro un poema nuevo me seduce y me envuelve una musa diferente que intenta llevarme al huerto cuando escribo, pero yo me resisto, me suelto de su mano y elijo mis palabras entre todas las palabras, aunque en esta batalla textual a brazo partido, en un burdel barato, o en salón regio se derrama más tinta de la debida en un clímax entre emoción, intención, memoria, recuerdos. No por ello hay
menos entrega, me enamoro siempre de todos, y siempre queda la textura de un verso ajeno entre los míos.
En esta "Batalla textual" se quiso imponer el poema, pero ganó la prosa con la inestimable ayuda de poetas que escriben versos que me enamoran y dejan su textura entre los míos.
ResponderEliminarEnrique Gracia Trinidad, y Emilio Porta
Bien. Muy bien. Un texto con esos ecos musicales, con esas expresiones coloquiales, con esa verdad. Besos, amiga
ResponderEliminarMuchísimas gracias maestro. Con tu ayuda será más fácil ganar todas las batallas textuales que me proponga.
EliminarUn beso fuerte.