No sé, murmura Manuela compungida mientras recoge del suelo los restos de la taza del desayuno que sin querer se le cayó al suelo justo antes de recibir esa llamada de teléfono.
- No creo que pueda verte hoy, ni mañana, ni nunca…
Y cuando acabó de pronunciar esas palabras, soltó el auricular y corrió rápidamente al piso de arriba, el llanto de su bebé la devolvió a la realidad, a su realidad.
Hubiera sido bonito volver a verle, después de treinta años y comprobar si seguía siendo tan guapo como entonces, al fin y al cabo, los primeros amores nunca se olvidan.
Que ternura contenida en tan pocas palabras. Es cierto que ese primer amor cuesta quitárselo de la cabeza, pero a veces siento que tendemos a idealizarlo.
ResponderEliminarUn besote mi niña
Que bonita !!! Un sueño ¿verdad? volver a ver a los primeros amores. Pero a veces es mejor guardarlos tal cual en la memoria. El tiempo no perdona. Comprobado ;)
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