A Pablo Milanés
“De qué callada manera
se me adentra usted
sonriendo
como si fuera la
primavera
Yo muriendo…”
Nicolás Guillén
Prepararse para morir
cualquier día de la semana,
a cualquier hora, un martes por la tarde
sin ir más lejos, ya se acerca.
Taimada y desnuda
te seduce como un rayo,
como un poema nuevo
como una foto sin alma en la retina.
Sin aquiescencia y sin miedo
se columpia en el alambre,
te atraviesa,
con el secreto orgullo
de los que se saben indemnes.
Pasan los años
Y esa vieja aventura que soñaste
te sonríe y llega sin avisar,
como un infarto de miocardio.
Sin sonido y sin luz
haces de tripas corazón
como una mujer prostituida
que lucha por vivir.
Se acabó lo que se daba,
Eros no aparece en esta escena.
Hoy no quiero vengarme.
Me escondo en el lodo y me sumerjo,
escucho una melodía pegada al cielo,
allá donde habita una estrella azul.
Ha muerto el cantor
que arriesgó, que supo ser semilla.
Hoy que la vida
ya casi no vale nada,
su voz aún duele en mi salón oscuro.
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