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miércoles, 29 de agosto de 2012

Celina y Mamadou ( Una amiga de Isadora en el mercadillo II )



Mi amiga Celina, conoció a Mamadou en un mercadillo de la localidad costera de Piedras Blancas de Mar, un bonito pueblo de pescadores que había crecido gracias al turismo neo hippie y a su famosa cerámica de colores turquesa tan apreciada como singular. 
Una mañana de viernes, Celina, cansada de tanta playa, se decidió a ir al mercadillo del pueblo, el cual tenía muy buena fama entre las vecinas de su residencial “Miradores del Mar”, uno de los más lujosos de  Piedras Blancas.



Después de una hora esperando el autobús y de que una señora le diera la brasa contándole sus problemas maritales, llegó por fin a su destino. Hacía un calor de perros, así que lo primero que hizo fue entrar a un bar a tomarse una caña fresquita y a recuperarse de los sofocos provocados por la historia que acababa de escuchar; por otra parte, se estaba haciendo un pis tremendo y aprovechó también para ir al servicio. En Piedras Blancas de Mar y en toda la provincia de Serranía, era muy típico acompañar la cerveza o el vinito con una tapa. Celina pidió un “espeluznao”, es decir, patas de sepia  fritas que le supieron a gloria bendita. Con fuerzas suficientes y satisfechas sus necesidades fisiológicas, mi amiga se dispuso a recorrer el mercadillo bajo un sol plomizo de mes de agosto, azotado para más INRI por una ola de calor sahariano que presagiaba los acontecimientos que se iban a desencadenar a lo largo de la jornada de compras callejeras. Lo primero que se divisaba era un puesto ambulante de churros, que ilógicamente estaba abarrotado de gente, dada la hora cercana al mediodía y los calores anteriormente mencionados, que iniciaba la pasarela variopinta. 
Lo primero que llamó la atención de Celina fue un puesto de ropa cuya marca era “Love and pis”y se compró una camiseta muy colorida y favorecedora para alguien con la piel tostadita como la suya.



Siguió avanzando por una senda repleta de sujetadores con relleno, tangas con pantaloncitos, sandalias con unos tacones de auténtico vértigo, bolsos de imitación de marcas “Carolina Terrera”, “Chacel”, “Cristiano Prior” y un sinfín de artículos. Realizó unas cuantas paradas y se compró una crema para la cara que le costó cuatro veces menos de su precio en las farmacias, sin cuestionarse su procedencia, no sin antes comprobar que estaba perfectamente precintada y su fecha de caducidad, unas sandalias planitas muy cómodas a pesar de ser de un plástico manifiesto, una cartera multicolor que le tuvo media hora regateando…eso era lo que peor llevaba Celina, el regateo, nunca se le había dado bien, y desde que estuvo en Marrakech y le dio un ataque de ansiedad en medio del zoco, tenía auténtica fobia. Cuando por fin pagó la cartera y se disponía a poner fin a la mañana de compras de baratijas, se fijó en un tenderete de figuras de madera africanas y se paró a verlo admirando todo lo expuesto. Cada figura tenía su propio nombre, “El pensador” “El beso”, “La madre”…,
también había máscaras de guerreros, y unos cuadros preciosos hechos con arena que representaban escenas cotidianas de Senegal, República Centroafricana, Mali…El vendedor la miró con sus ojos profundos y le dijo:




- Hola amiga yo te conozco de urbanización Piedras Blancas, tú eres guapa mujer. Yo me llamo Mamadou y tú te pareces a una de mis tres mujeres que viven en Senegal. ¿Tú quieres venir conmigo en mi país?; a mi gustaría tu estés conmigo en un cuatro por cuatro, atravesar Marruecos y Mauritania y visitar Louga, mi ciudad y tú conocer conmigo Lago Rosa muy, muy bonito.

lago-rosa-1

Ojos como platos de nuevo aparecieron en el rostro de Celina, aunque lo que curiosamente empezó a resonar en su cerebro fue un reportaje de TV que había visto unos días antes acerca del hermanamiento entre Louga y Torrelavega, la tierra que la vió nacer, y así se lo hizo saber a Mamadou.
-  Tú y yo estamos hermanados por nuestros lugares de nacimiento, lo he visto en un reportaje de Canal Norte la semana pasada. Tu pais es precioso y sí, he oído hablar del Lago Rosa, un lugar idílico, pero me temo que de momento, el único extra que me puedo permitir es quince días de estancia en Piedras Blancas de Mar y gracias a mi amiga Isadora, dueña del apartamento en el que estoy alojada. Agradezco tu invitación y para celebrar este encuentro tan amigable, voy a comprarte unas figuritas, pero cóbrame, por favor, no me hagas regatear que llevo un día fino y lo que menos me apetece ahora es discutir euro arriba euro abajo. Me gusta ese búho ojiplático, y ese cuerno tallado tan bonito, ¿ cuánto cuestan?

INTERESANTE BUHO TALLADO EN MADERA BLANDA. (Arte - Escultura - Madera)
-  Por favor amiga, yo hago precio especial por tí. Tú ser hermana cántabra y yo quiero regalar elefante de la suerte, en cuanto a búho y a cuerno, dáme diez euros, yo vendo por quince pero a ti yo hago precio de amigo.
-  Gracias por el elefante, es muy bonito, lo pondré con la trompa dirigida al balcón en mi salón en Torrelavega y me recordará siempre a tí.
-         - No pasa nada, amiga yo he visto muchas tardes tu pasear por la orilla meditabunda y pensar que tú eres guapa como mujer mía en Senegal.
-         Te agradezco el cumplido, quieres una coca cola o algo, te invito.
-         No, gracias, es Ramadán y no puedo comer ni beber  hasta que se ponga el sol.
-         Bueno hombre, pues que lo lleves bien porque con el calor que hace y aguantar sin beber…
-  No pasa nada amiga, Mamadou está acostumbrado, solo quedan diez días.
- Encantada de conocerte y a partir de ahora te saludaré todas las tardes cuando termine con mis paseos meditativos por la orilla. Ciao.
-  Ciao amiga cántabra.

Celina deshidratada de nuevo, entró en un concurrido bar que hacía esquina con la parada del bus, pero como se dió cuenta de que llegaba en ese momento, se aguantó la sed y con la lengua como una alpargata, echó una carrera para no perderlo. Cuando se montó, se encontró de nuevo con la señora abandonada que ya había hecho sus compras en el mercadillo y se las hizo saber a mi amiga, la cual después de pensárselo un rato, le regaló el cuerno tallado que le había comprado a Mamadou.
-         Tome, para usted. Este cuerno le traerá suerte a usted y a su hijo
-         Gracias, guapa, es muy bonito.

Una vez llegó a casa, se quitó las  sandalias, se abrió  una cerveza fresquita y de repente pensó que a lo mejor no había sido buena idea regalarle el cuerno a la señora abandonada, después de la historia que le había contado…entonces sonó el teléfono, era yo que la llamaba para ver que tal se lo estaba pasando…y me contó lo que ustedes ya saben…



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