en medio del susurro de las olas.
Uso la luz como un espejo
donde atrapar instantes como este.
Tarde de agosto oscurecido
que me hermana a la vida,
con el escalofrío del silencio
y la muerte bailando entre nosotros.
Desnudo mis recuerdos por si acaso
todo fuera un guion venido a menos
con música de tango en la mirada,
una vieja ilusión de echarse al monte,
ahora que el invierno se acomoda.
Volveré,
“pasados los años, hacia la felicidad”
con "mis sienes marchitas y mi frente plateada"
Sí, volveré a leer a Gil de Biedma.
Me encanta. Tendré que leer algo de Biedma
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