Unicejo y gafigrande,
traje gris, con poca chispa,
¡si hasta nos avisó su padre
de que era muy fascista!.
Y así, pasaron las años,
primero de Presidente
del gobierno regional,
luego de Alcalde valiente
de Madrid, la capital.
Digo, sin paños calientes
qué solamente le faltó
de Madrid ser faraón.
Yo ahora me río,
pero este noble señor,
nos ha dejado sin río...
Mucha gente, centenares
reivindican con pasión
el curso del Manzanares,
porque a muy pocos les renta
las obras de la M- treinta,
¡La madre que le parió!.
Y lo peor no fue eso...
lo peor fue que se fue,
y nos dejó con ella
si, si, con Ana Botella
que en bueno le convirtió.
¡Dios santo!, cuanta malicia
que nos quedaba por ver
del ministro de justicia,
brazo tonto de la ley
como José Luís Torrente.
A todos nos dejó absortos
queriendo reformar leyes
como la ley del aborto.
No respetó a las mujeres
y hasta en su propio partido
le pusieron a parir
por no dejar decidir.
Y la reforma no prosperó
y el ministro dimitió
y ya le dieron cobijo
en consejo consultivo.
Yo solo le pido a dios
que tanta paz él se llevé
como descanso dejó.
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