Todos los santos sin su día
reclaman crisantemos blancos y sus huesos,
entre pétalos rojos de los chinos,
y dulces extranjeros de calabaza.
Ya nadie limpia sus tumbas.
Los crucifijos oxidados se suicidan.
Faltan letras para completar los epitafios.
Así, nunca se salvarán.
Ya están cansados de la vida eterna.
Se siguen limpiando las tumbas, y poniéndoles sus flores. Pero esto no tiene la misma publicidad que Jaloguey
ResponderEliminarsiempre gozosa tu MIRADA
ResponderEliminarGracias compi!!!!!
EliminarUn beso fuerte!!!!!