Vuelvo a casa
con la luna creciente a mis espaldas
con la piel bronceada
aún con agua y sal.
Descansada.
Alegre, por abrir ventanas nuevas
y ver que todo está bien ahí afuera.
Triste, por cerrar algunas puertas
a instantes irrepetibles.
Vestida de luz entre tinieblas.
A instantes de música y de salsa dulce
de merengue amargo, de bachata.
De mañanas de nadar contracorriente
de refrescarme el alma
con el viento susurrante de la noche.
De repartir risas, de crear sombras.
De compartir miradas, sueños, pesadillas
con padres como hijos
con hijos y sobrinos casi ausentes
con hijas como hermanas
con amigos como hermanos,
con cuñados, con cuñadas
con primos hermanos, con primos lejanos
con vecinos, conocidos, gente maja.
Instantes de correr a la deriva
buscando los senderos de la playa
sin tropezar con nadie ni con nada,
yo, mis piernas, mi música, mi sudor, mi alma.
Instantes de música antigua
“Me asomo a la ventana
Soy la chica de ayer”.
Hoy, mañana de ayer
Resucito y emerjo de ese sueño
Que se espera, que se ansía
Para reflejar pasiones, dibujar sensaciones
de instantes que recordamos todo el año
Instantes de vacaciones
Solo instantes...
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