“Encheram a terra de fronteiras, carregaram o céu de bandeiras, mas só
há duas naçoes – a dos vivos e dos mortos” (MIA COUTO)
A Ricardo, Natalia y
Olga.
Sus casas son como mi casa.
Es tiempo de desandar lo andado
mientras Europa es un infierno,
y una niña pierde a su madre antes de nacer
en la nación de los muertos.
UCRANIA
sirenas ahogadas y negro carbón negro.
Deja atrás el horror,
bombas y fieros estallidos,
y su casa tan como mi casa.
Avanza despacio y un pañuelo cubre su cabeza
al abrigo de unas blancas nubes blancas
que envuelven la tristeza y los escombros.
PORTUGAL
cruza la sombra de dolor y tanto miedo,
y sin miedo avanza, sin mirar atrás.
Sin apenas nada y todo el amor estremecido,
compra y reparte lo que puede,
lo mucho que cabe en sus pequeñas manos pequeñas.
Mantas, pañales y dulzor en la mirada
que busca sus ojos y sus brazos.
POLONIA
en la estrecha frontera que se estrecha.
Y ese abrazo…
El desgarro del amor rompe el silencio.
Y ese abrazo…
Y tanta sangre acorralada.
Y tantas lágrimas por dentro.
Y ese abrazo…
No hay guerra que pueda romper
la esperanza de vivir.
Ni escombros que no escondan
un hilo de luz que tanto alumbra.
Ya están juntas, madre e hija
en tierra de nadie y paz adormecida.
Hija y madre ya están juntas.
Y sus primeras sonrisas envuelven todo el aire.
en la nación de los vivos.
Y ese abrazo…
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