No vemos mucho más
de lo que vamos deseando poco a poco.
Ponemos parches de colores
en los huecos grises del camino.
Dibujamos sonrisas que alimentan
el paso de los años, uno tras otro
y damos gracias, porque el futuro
podría ser inevitablemente peor.
Seguiré trabajando,
arando mi destino con hoces y martillos del pasado.
Con manos amigas que ayuden a cultivar mi tierra
demasiado tiempo en barbecho.
Año nuevo, vida nueva con sabor a blanco y negro.
Nuestros gritos en las calles, serán necesarios
para romper el silencio
que nos revienta los tímpanos.
Desobediencia para salir indemnes de este caos
Indiferencia a los que quieran adormecer nuestros sueños
Paciencia para soportar el temporal anunciado y esperado
Cubriré mi cabeza como pueda, y si es necesario
me raparé el pelo al cero para no despeinarme jamás.
En medio de todo,
saborearé los momentos dulces,
sin envoltorios.
Me echaré unos bailes cerca del mar
a la luz de la luna
si es que la vida sigue tocando para mi
esa melodía que tanto me gusta.
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