“…Ya va muriendo el
día y yo revivo…”
algunas canas en las cejas,
y diez o doce kilos que me sobran.
La tensión por las nubes,
y el mal colesterol en pie de guerra.
Tengo el hígado graso, y dos miomas
que están tranquilos de momento.
Sí… ronco por las noches,
molesta el codo de tenista,
y las migrañas no perdonan.
Menos mal que presiento mis dolores
antes de que se nuble la mirada.
Pues a pesar de todos los pesares,
no me conservo mal, o eso me dicen.
Lo que sí me preocupa últimamente
es la desilusión y la desgana.
No poder digerir tantas maldades
que se hacen bola y me atraganto.
A estas alturas de la vida,
no me basta con ser la niña en el bautizo,
ni la novia en la boda.
No voy a rematar ni el dicho ni el poema.
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