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miércoles, 9 de septiembre de 2020

(RE) VISIÓN

"...A mí me gusta que me llamen Gafotas. En mi colegio, que es el «Diego Velázquez», todo el mundo que es un poco importante tiene un mote. Antes de tener un mote yo lloraba bastante..."
("Manolito Gafotas" de Elvira Lindo)



Con ellas abrí mis ojos al futuro
y las migrañas se instalaron
en un rincón impreciso de la infancia
a la espera de cambios hormonales y disgustos.
La ayuda bifocal es aliada
aún a riesgo de mote en el recreo.
El ojo vago se acomoda,
la realidad se desdibuja
y la retina transforma en luz todos los sueños.
Miré la vida de reojo,
dejé de ver mejor con ellas puestas
y las arrinconé por largo tiempo,
hasta hoy, que mi amiga presbicia me acompaña
y ya no puedo ver más allá sin sus cristales.
Al menos, ya no duele la cabeza.






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