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miércoles, 5 de marzo de 2014

Poematerapia



A Manuel Martínez-Carrasco





¿Qué me pasa, doctor?
Pericarditis aguda dicen que tengo.
Yo sé que alguna vez me duele el corazón
sin fármacos para aliviar las noches,
ni pomadas que suavicen la ausencia.

Tendré que pedir cita a algún poeta
que me recete versos comprimidos,
digerirlos despacio,
con el estómago lleno de mariposas.
Así, tras dos poemarios mínimo de tratamiento,
y varios recitales vía tópica, 
empezarán los efectos secundarios,
- crear hábito, intolerancia a las letanías,
insomnio, euforia, ansiedad, vértigo,...-
Vomitaré poemas salvavidas.

Me curo en salud cada vez que escribo.
Si no puedo respirar, escribo.
Si me cuesta ver la luz, escribo.
Escribo para  no perderme
palabras maceradas en licor,
“con dos de hielo”.
Estrofas con amor y betadine
para sanar heridas.
Puntos de sutura o suspensivos
si persiste el dolor.

Puede ser que no me cure,
que siga muriendo un poco a cada paso,
pero cada vez que escribo,
me baja la fiebre.



 

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