A Manuel Martínez-Carrasco
¿Qué me pasa, doctor?
Pericarditis aguda dicen que
tengo.
Yo sé que alguna vez me duele
el corazón
sin fármacos para aliviar las
noches,
ni pomadas que suavicen la
ausencia.
Tendré que pedir cita a algún
poeta
que me recete versos
comprimidos,
digerirlos despacio,
con el estómago lleno de
mariposas.
Así, tras dos poemarios mínimo de tratamiento,
y varios recitales vía tópica,
empezarán los efectos secundarios,
y varios recitales vía tópica,
empezarán los efectos secundarios,
- crear hábito, intolerancia a las letanías,
insomnio, euforia, ansiedad, vértigo,...-
Vomitaré poemas salvavidas.
insomnio, euforia, ansiedad, vértigo,...-
Vomitaré poemas salvavidas.
Me curo en salud cada vez que
escribo.
Si no puedo respirar,
escribo.
Si me cuesta ver la luz,
escribo.
Escribo para no perderme
palabras maceradas en licor,
“con dos de hielo”.
Estrofas con amor y betadine
para sanar heridas.
Puntos de sutura o
suspensivos
si persiste el dolor.
Puede ser que no me cure,
que siga muriendo un poco a
cada paso,
pero cada vez que escribo,
me baja la fiebre.
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