que son como un comienzo
inesperado y verde,
como agua en la placenta.
Poco se puede hacer,
asumir la derrota,
escuchar las tragedias.
Como un río revuelto
tripas y corazón
van juntos de la mano,
y mis ojos abiertos
con leves cuchilladas.
La sangre ya no importa,
hoy es solo un disfraz
de seda blanco y negro
que espera en el armario.
Y sí, mañana es lunes.
No hay final perfecto.
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